El resto del plan, desde que dijo “no” al primer equipo del Mallorca, va -casi- como la seda. Al final las cosas básicas son las que funcionan: el café, un sitio donde preparan los bocadillos que te gustan y que te salvan el día, reírse de esa realidad de cartón piedra un poco sórdida del centro de Madrid, los libros, sobre todo los libros.